Va, pensiero, sull'ali dorate;
va, ti posa sui clivi, sui colli,
ove olezzano tepide e molli
l'aure dolci del suolo natal!
Del Giordano le rive saluta.
Di Sionne le torri atterrate...
Oh, mia patria si bella e perduta!
Oh, membranza si cara e fatal!
Arpa d'or dei fatidici vati,
perché muta dal salice pendi?
Le memorie nel petto raccendi,
ci falleva del templo che fu!
O simile di Solima ai fati
traggi un suono di crudo lamento,
o t'ispiri il Signore un concento
che ne infonda al patire virtú!
¡Pensamiento, vuela con alas doradas,
pósate en las praderas, en las cimas
en donde exhala su fragancia suave
al aire dulce de la tierra natal!
¡Saluda las orillas del Jordán
y las destruidas ottres de Sión!
¡Ay, mi patria, tan bella y perdida!
¡Ay, recuerdo tan grato y fatal!
Arpa de oro de los fatídicos vates,
¿por qué cuelgas en silencio en los sauces?
Reanima en nuestros pechos los recuerdos,
háblanos del tiempo que fue.
Canta un aire de crudo lamento
al destino de Jerusalén,
o que el Señor te inspire un motivo
que infunda la fortaleza al sufrir.
GIUSEPPE VERDI, Nabucco