Caído mi cuerpo,
verano, a tu lomo,
llueven a mi carne
flechas de oro,
músicas calientes,
vinos rojos,
ritmos desbordados
de tu oscuro fondo.
(Pegados a la tierra yo los oigo).
¡Oh, cantar, cantarte,
comprenderlo todo,
ir a todo, ser
materia de todo,
saber para siempre
que aunque yo esté solo,
solo con la vida,
nunca estaré solo!