17 de marzo de 2015

Glory



One day, when the glory comes
It will be ours, it will be ours
Oh, one day, when the war is one
We will be sure, we will be here sure
Oh, glory, glory
Oh, glory, glory

Hands to the Heavens, no man, no weapon
Formed against, yes glory is destined
Every day women and men become legends
Sins that go against our skin become blessings
The movement is a rhythm to us
Freedom is like religion to us
Justice is juxtaposition in us
Justice for all just ain't specific enough
One son died, his spirit is revisitin' us
Truant livin' livin' in us, resistance is us
That's why Rosa sat on the bus
That's why we walk through Ferguson with our hands up
When it go down we woman and man up
They say, "Stay down" and we stand up
Shots, we on the ground, the camera panned up
King pointed to the mountain top and we ran up

One day, when the glory comes
It will be ours, it will be ours
Oh, one day, when the war is one
We will be sure, we will be here sure
Oh, glory, glory
Oh, glory, glory glory

Source: http://www.directlyrics.com/john-legend-glory-lyrics.HTML


One day, when the glory comes
It will be ours, it will be ours
Oh, one day, when the war is one
We will be sure, we will be here sure
Oh, glory, glory
Oh, glory, glory

Hands to the Heavens, no man, no weapon
Formed against, yes glory is destined
Every day women and men become legends
Sins that go against our skin become blessings
The movement is a rhythm to us
Freedom is like religion to us
Justice is juxtaposition in us
Justice for all just ain't specific enough
One son died, his spirit is revisitin' us
Truant livin' livin' in us, resistance is us
That's why Rosa sat on the bus
That's why we walk through Ferguson with our hands up
When it go down we woman and man up
They say, "Stay down" and we stand up
Shots, we on the ground, the camera panned up
King pointed to the mountain top and we ran up

One day, when the glory comes
It will be ours, it will be ours
Oh, one day, when the war is one
We will be sure, we will be here sure
Oh, glory, glory
Oh, glory, glory glory

Source: http://www.directlyrics.com/john-legend-glory-lyrics.HTML

One day, when the glory comes

 It will be ours, it will be ours

 Oh, one day, when the war is one

 We will be sure, we will be here sure

 Oh, glory, glory

 Oh, glory, glory

 

 Hands to the Heavens, no man, no weapon

 Formed against, yes glory is destined

 Every day women and men become legends

 Sins that go against our skin become blessings

 The movement is a rhythm to us

 Freedom is like religion to us

 Justice is juxtaposition in us

 Justice for all just ain't specific enough

 One son died, his spirit is revisitin' us

 Truant livin' livin' in us, resistance is us

 That's why Rosa sat on the bus

 That's why we walk through Ferguson with our hands up

 When it go down we woman and man up

 They say, "Stay down" and we stand up

 Shots, we on the ground, the camera panned up

 King pointed to the mountain top and we ran up

 

 One day, when the glory comes

 It will be ours, it will be ours

 Oh, one day, when the war is one

 We will be sure, we will be here sure

 Oh, glory, glory

 Oh, glory, glory glory

JOHN LEGEND FT. COMMON, Glory

11 de marzo de 2015

El Señor de la Muerte (punyabi)

Érase una vez un camino en el que morían cuantos viajeros lo recorrían. Había quien decía que era una serpiente quien los mataba y había quien decía que era un escorpión, pero la cuestión era que todos morían. En una ocasión un hombre muy anciano que andaba por el camino tomó asiento en una piedra al sentirse fatigado y de pronto vio ante él un gigantesco escorpión. Grande como un gallo, el escorpión se transformó en serpiente ante sus propios ojos y se alejó reptando. Atónito, el viejo decidió seguirlo a cierta distancia para descubrir qué era en realidad.
Día y noche, la serpiente se deslizaba de acá para allá y tras ella iba, como su sombra, el anciano. Una vez entró en una posada y mató a varios viajeros; en otra ocasión se coló en el palacio y mató al mismísimo rey. Trepó por el canalón de los aposentos de la reina y dio muerte a la menor de sus hijas. Así continuaron las cosas, y allá donde fuera pronto resonaban llantos y gemidos, y el anciano la seguía, silencioso como una sombra.
El camino se convirtió de pronto en un río ancho y profundo, en cuyas orillas aguardaban viajeros pobres que deseaban cruzarlo y no tenían dinero para pagar al barquero. La serpiente se convirtió entonces en un hermoso búfalo, con un collar de latón al cuello del que colgaban varios cencerros, y se plantó en el río. Al verlo, los viajeros dijeron:
-Este animal va a volver a casa cruzando el río a nado. Nos llevará a la otra orilla si nos matamos sobre su lomo y nos agarramos a su cola.
Montaron, pues, sobre él y el búfalo se lanzó al agua. Al llegar a la mitad del río, donde era más profundo, se puso a patear y a dar tales sacudidas que tiró a los viajeros o se desprendió de ellos. Todos se ahogaron.
El viejo cruzó en la barca y al llegar a la margen opuesta el búfalo había desaparecido y en su lugar había un espléndido buey. Al ver aquel magnífico ejemplar merodeando a sus anchas sin que hubiera señales de su dueño, un campesino se encaprichó con él y lo atrajo a casa. El buey era muy manso y permitió que lo atase junto al resto del ganado. Pero en plena noche se transformó en serpiente, mordió a todo el rebaño, mató a los habitantes de la casa mientras dormían y se fue furtivamente. Tras ella iba el viejo, silencioso como una sombra.
Llegaron poco después a otro río y allí la serpiente adoptó la apariencia de una bella joven engalanada de joyas de pies a cabeza. Dos hermanos, soldados ambos, acertaron a pasar por allí al rato y cuando se acercaban a la muchacha, ella prorrumpió en amargos sollozos.
-¿Qué te pasa? -preguntaron los hermano-. ¿Por qué una mujer tan guapa y joven como tú está aquí sola?
La mujer serpiente respondió así:
-Mi marido me llevaba de vuelta a casa. Mientras esperábamos a la barca, fue a lavarse la cara, resbaló en una piedra, cayó al río y se ahogó. No tengo a nadie más, mis parientes viven muy lejos.
-Nada debes temer -dijo el mayor de los hermanos, a quien la belleza de la mujer había cautivado-. Si vienes conmigo y te haces mi esposa, yo cuidaré de ti.
-Con dos condiciones -replicó la mujer-. Nunca debes pedirme que mueva un dedo en las faenas de la casa. Y tendrás que darme todo lo que te pida.
-¡Te obedeceré como un esclavo! -exclamó el joven.
-Entonces ve a ese pozo a traerme un tazón de agua. Tu hermano se quedará acompañándome -dijo la muchacha, y, en cuanto el hermano mayor volvió la espalda, le dijo al hermano menor-: vayámonos antes de que vuelva. Te amo a ti. Le he mandado a por agua para librarme de él.
-No, no -dijo el joven-. Le has prometido hacerte su esposa. Para mí eres como una hermana.
La mujer montó en cólera al oír esto. Al ver que el hermano mayor regresaba con el agua, se puso a llorar y a lamentarse a voces.
-Este hermano tuyo es  un mal hombre -le dijo a gritos-. ¡Me ha pedido que me fugue con él y te deje a ti plantado!
Sin dar tiempo al hermano pequeño a decir una palabra, el mayor desenvainó la espada y se enzarzaron en una pelea. Todo el día estuvieron luchando y al caer la tarde ambos yacían muertos a la orilla del río. Entonces, la mujer volvió a transformarse en serpiente y el anciano la siguió, silencioso como una sombra.
Por último, la serpiente se convirtió en un anciano de barba blanca. Cuando el viejo que la seguía vio a otro hombre de su edad, se armó de valor para acercarse a él y preguntarle:
-¿Quién o qué eres?
El viejecillo de barba cana sonrió y dijo:
-Algunos me llaman el Señor de la Muerte, porque recorro el mundo sembrando la muerte.
-¡Mátame a mí! -le rogó el anciano-. Llevo muchos días siguiéndote y he sido testigo de tus artimañas. Estoy harto de la vida.
-Ah, no, todavía no -repuso el Señor de la Muerte, sacudiendo la cabeza-. Sólo doy muerte a aquellos a quienes les ha llegado su hora. ¡A ti te quedan sesenta años de vida por delante!
Y dicho esto, el viejo de barba blanca se esfumó. Pero ¿era realmente el Señor de la Muerte o era un demonio? ¿Quién lo puede saber?




Edición de A. K. RAMANUJAN, Cuentos populares de la India

Ya que Dios está en todas partes (bengalí)

Un sabio tenía varios discípulos a quienes transmitió su creencia más arraigada: «Dios está en todas partes y habita en todos. Por eso debéis tratar a todas las cosas como a Dios mismo y reverenciarlas».
Cierto día en que uno de los discípulos salió a hacer recados, un elefante enfurecido se desbocó en medio del mercado mientras su cuidador decía a voces:


-¡Apartaos! ¡Apartaos! ¡El elefante está furioso!
Recordando las enseñanzas de su gurú, el discípulo se negó a correr. «Dios habita en este elefante y también en mí. ¿Cómo podría Dios hacer daño a Dios», pensó, y se quedó plantado donde estaba, henchido de amor y devoción. El cuidador del elefante le gritó desesperado:
-¡Apártate de ahí! ¡Vas a salir malparado!
Pero el discípulo no se movió ni un milímetro. El elefante enloquecido lo agarró con la trompa, lo volteó en el aire y lo arrojó al suelo. Allí quedó tendido el pobre hombre, todo magullado, sangrando y, sobre todo, defraudado porque Dios lo hubiera tratado así. Cuando su gurú y los demás discípulos llegaron a rescatarlo y a llevarlo a casa, le espetó al maestro:
-¡Decías que Dios está en todas partes! ¡Mira cómo me ha dejado el elefante!
-Que Dios está en todas partes es cierto -replicó el gurú-. El elefante es Dios, no hay duda. Pero también es Dios el cuidador del elefante que te advirtió de su camino. ¿Por qué no le hiciste caso?




Edición de A. K. RAMANUJAN, Cuentos populares de la India

El tigre que no sabía quién era (bengalí)

Una tigresa preñada se abalanzó cierto día sobre un rebaño y aterrizó de un salto en medio de las ovejas. El salto adelantó el parto y, tras parir un cachorro, murió.


Las bondadosas ovejas cuidaron del cachorro de la tigresa, lo amamantaron y lo criaron como a uno más. Cuando pacían, el cachorro hacía lo propio; cuando balaban, él también las imitaba, aunque su balido sonara un tanto extraño. El cachorro creció y con aspecto de tigre y carácter de cordero.
Cierto día, un tigre adulto y robusto descubrió atónito a este cachorro de tigre que se alimentaba de hierba. Se aproximó al rebaño poniendo en fuga a todas las ovejas; sólo el cachorro se rezagó y empezó a balar aterrorizado. El gran tigre se le acercó, habló con él y así entablaron amistad. Entonces lo forzó a acompañarlo hasta un lago y allí le dijo:


-Mírate en el agua. Ése eres tú. Y tienes el mismo aspecto que yo. Eres exactamente igual que yo. No eres un cordero, eres un tigre. Y los tigres no comen hierba, sino carne.


El tigre comedor de hierba no daba crédito a lo que decía, pero, poco a poco, el tigre grande lo convenció de que no era distinto de él. Al principio, el cachorro se negaba a tocar la carne, seguía comiendo hierba y balando, hasta que en una ocasión el tigre adulto lo obligó a comer un pedazo de carne. Como el sabor de la sangre le agradó, el cachorro dejó de balar y de pastar y, al fin, comprendió que no era un cordero sino un tigre. Entonces se marchó con el tigre grande y se quedó a vivir con él.




Edición de A. K. RAMANUJAN, Cuentos populares de la India.