22 de abril de 2014

El Caballero del Jabalí Blanco

Ahora solo me queda esperar a la muerte. Hace años que no cabalgo por la frontera, pero los jóvenes me cuentan que, de vez en cuando, los bereberes que capturan en tierra mora les cuentan historias del Loco del Jabalí Blanco. ¿Quién sabe? Quizás un día, cuando el cuerpo me anuncie un último aviso, pueda desempolvar el escudo y la azagaya, montar un caballo y perderme en la tierra de nadie para encontrarme con la muerte. Sería un final digno para la leyenda del Caballero del Jabalí Blanco. Y mientras los moros sigan contando fábulas sobre mí al calor del fuego invernal, los héroes de la azada y el arado, los verdaderos héroes de la frontera, perseverarán en su reconquista de la España perdida.
Conquisté tierras para el arado. Sembré mares de cereal. Gané batallas. Engendré un hijo. Levanté un castillo. ¿Qué más se puede pedir a una vida? Ahora ha llegado el momento de compadecer ante Dios en su supremo juicio. Entraré en la casa del Padre desarmado y descalzo, la cabeza cubierta de cenizas y las manos desnudas. Gloria a Él.

JOSÉ JAVIER ESPARZA, El Caballero del Jabalí Blanco: la novela de los pioneros de la Reconquista