Atenea era hija de Zeus. Era la diosa más benefactora para los hombres, pues inventó la escritura, la pintura y el arte del bordado, además de intervenir siempre con justicia y prudencia en las guerras. Corresponde a la Minerva de los romanos.
El nacimiento de Atenea es uno de los más extraordinarios del Olimpo: un día al rey de los dioses le dolía la cabeza y le pidió a Hefesto que le golpease con un hacha. De la herida que le hizo en la cabeza salió la diosa Atenea, completamente armada con su coraza, su escudo, su lanza y su casco. Pero aunque era una diosa guerrera, en su corazón puro no tenía lugar la ira ni el odio; al contrario, Atenea era una diosa sabia, justa y muy inteligente. Por ejemplo, fue capaz de vencer al gran Poseidón, con el que se disputaba la ciudad de Cecrops. En su competición, cada uno hizo un regalo a la ciudad: Poseidón dio un golpe a una roca y de ella comenzó a manar agua, pero Atenea dio un golpe con el pie en el suelo y allí nació un olivo, que desde entonces es el árbol de la paz. Por estar consagrada a Atenea, la ciudad pasó a llamarse Atenas y en su honor construyeron el Partenón.
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