19 de octubre de 2013

"Un corazón roto es más sabio que uno que nunca se ha roto"

Muchas veces en nuestra vida tenemos que enfrentarnos a retos que a lo mejor no queríamos superar. Pero lo hemos tenido que hacer porque si no, nos quedamos atrás. Y en esta vida hay que saber seguir adelante, hay que saber luchar por lo que queremos, hay que saber mirar hacia atrás para poder mejorar en el futuro. Todo esto es muy fácil de decir o de escribir, pero muy difícil de realizar. ¿Por qué? Porque tenemos que afrontar todas nuestras situaciones y para eso se necesita una fuerza de voluntad muy grande.

Desgraciadamente, las personas no nacen con esa virtud. Para tenerla, hay que ganársela y poder experimentar lo suficiente como para poder forjarla. Gracias a nuestros errores podemos mejorar nuestra manera de ser y de pensar. Porque de los errores se puede aprender mucho. En cambio, si vivimos una vida donde se nos da todo hecho, donde no tenemos que esforzarnos apenas, no llegaremos muy lejos.

Desde siempre el ser humano ha aprendido a caminar, a manejar el fuego, a crear materiales resistentes, a domar a los animales, a saber pensar, a estudiar las cosas, a componer las mejores melodías, a observar las estrellas, a mejorar en las tecnologías, a saber vivir mejor... Y gracias a esas mejoras ahora somos lo que somos. Sin embargo, a pesar de nuestra avanzada vida, la Humanidad aún tiene que aprender muchísimo. En todos los aspectos. Aunque parezca extraño, la raza humana ha vivido muy poco en comparación a la edad de nuestro planeta.

Tampoco hay que olvidar los fallos que hemos provocado nosotros, tanto moralmente como físicamente, tanto a nosotros mismos como al planeta donde vivimos. Dañamos, golpeamos, herimos, insultamos, rompemos, cortamos, destruimos... Pero también somos capaces de crear cosas maravillosas (aspecto ya mencionado). Con lo cuál, nosotros, ¿qué somos exactamente? ¿Una raza que extermina pero crea a la misma vez? No lo sabemos con seguridad. Pero lo que sí hay que tener en cuenta es que, si algún día una de las dos partes de la balanza fallase estaríamos perdidos. Si sólo supiésemos crear cosas sin destruirlas, jamás aprenderíamos a valorarlas. Si sólo fuésemos capaces de destruir, este mundo sería muy parecido al infierno mismo.

Así que lo mejor que podemos hacer es mantener una mente abierta, sin alterar nuestra personalidad y aprender de todo lo que nos encontremos en nuestra vida. Porque si no lo hacemos, seremos siempre unas personas sin saber. sin conocimiento. Y eso, lectores y lectoras, no nos diferencia mucho de los vulgares animales. Porque los humanos se diferencias de las demás criaturas por su capacidad de pensar y por su cultura. Por eso, manteneos siempre atentos a cada cosa que se os presente. Y nunca os vayáis a la cama sin haber aprendido algo nuevo, por muy pequeño que sea. Pues dicen, que las cosas insignificantes son las más importantes.


Escrito por el autor/a de este blog.